jueves, 2 de septiembre de 2010

Tercio de recuerdos (Dedicado a la monumental ciudad de Ronda y a su insigne corrida Goyesca)

Recuerdo una ciudad ávida de abrazar a la pródiga historia que late en sus calles. Recuerdo cómo el color florecía entre el sepia de aquellas manecillas que un día decidieron parar para no contemplar el final del encanto. Recuerdo que la memoria de los Grandes vigilaba desde la atalaya de la gloria. Recuerdo apellidos de renombre sobre hombros anónimos. Recuerdo anónimos ansiosos de rodear el brazo del renombre. Recuerdo imposturas, teatros y afiladas sonrisas captando votantes.

Recuerdo aficionados agolpados en las bocanas. Recuerdo un burladero sobre cuya piedra se edificó la iglesia del toreo. Recuerdo calesas rebosantes de encajes que entrelazaban estampas otrora plasmadas en lienzos irrepetibles. Recuerdo caballos que bailaban y bandoleros coronados con catite.

Recuerdo una dinastía perpetuada entre alamares. Recuerdo Pan y Toros, Chiclanera y El Gato Montés. Recuerdo pentagramas convertidos en cuadernos de viaje. Recuerdo carteles discutibles. Recuerdo brindis al cielo. No recuerdo ninguna faena, quizá porque no las hubo. Aun así, recuerdo tendidos cubiertos de un solícito blanco. Recuerdo trofeos inmerecidos. Recuerdo la tristeza al ver que ya era el sexto al que arrastraban.

Recuerdo no haber visto nada igual. Recuerdo el placer que produce la tranquilidad de saber que de lo que allí ocurre no caben imitaciones. Recuerdo volver la vista atrás. Recuerdo el eterno deseo de volver.

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