jueves, 13 de octubre de 2011

Sentimientos 2.0



Hace algún tiempo, la mujer de un maestro de los ruedos me confesaba que uno nunca se acostumbra a las ausencias de un torero cuando se marcha a torear. “Y ahora, al menos existen los móviles”, celebraba considerando la telefonía moderna como un placebo ante la hiriente incertidumbre que se vive hasta la hora del final de la corrida. El pasado miércoles, el diestro sevillano Antonio Nazaré se alegraba de que el móvil se le estuviera quedando sin batería por recibir numerosas llamadas para felicitarle por su actuación (pedazo de actuación) en el cierre de la temporada en la Maestranza de Sevilla. Maneras distintas de aprovechar la cobertura.

Precisamente, el provecho de las nuevas tecnologías y la explosión de las redes sociales ha dado lugar a un neo-romanticismo, que es de todo menos romántico, pero que avanza (y a veces atrapa, que es lo peor). Un SMS que no se contestó (o que no llegó), estados de Facebook que ojalá nunca hubieras leído y emociones que te encantaría compartir pero que por alguna razón, ya sea el miedo, la vergüenza o el celo a la intimidad, hacen que nunca vean la luz. Espacios como Twitter, Tuenti o los clásicos mensajes de texto puede que se hayan convertido en un ciberescudo en el que una vez lanzada la piedra, puedas esconder la mano. Y también puede utilizarse para evitar, si tu puntería no es muy fina, que el chinazo te retorne. Mi frente aún se resiente de algún que otro lanzamiento fallido.

Pero también puede ser que queramos ser certeros a cualquier precio. Busquen en Google: “poesías y declaraciones de amor”. Esta fue la solución que una chica encontró hace unos días para poder escribirle a su pareja algo bonito por su primer aniversario de noviazgo. Me entraron ganas de acercarme, improvisar algo y convertirme en su negro sentimental con tal de que su pareja no recibiera un mensaje con la misma profundidad que las instrucciones de la lavadora. Esta revolución, ha dado lugar a que nos encontremos con personas que no puedan ni siquiera usar sus propias palabras para expresar un sentimiento, porque ya se declaran por ti con un solo click.

A todos ellos decirles que prueben a expresar la intensidad de una mirada en 140 caracteres o que investiguen a través de cualquier buscador, a ver si lo encuentran, cómo se llama ese vacío que queda al comprender que ése cosquilleo sólo crece en tu interior. Si alguien lo consigue, yo seré incapaz, que por favor me lo comunique, y seré yo misma quien lo retwittee. Hasta entonces, Twitter OFF.

1 comentario:

  1. ¡Hello Marta! Inicio mi andadura por los mundos blogueros, desde el Wordpress, así que tendré más vigilada y ya podré criticarte si eso... Muá!

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